Mundo que es nudo

Erika Jazmín Flores Valdez

¡Parar el mundo es posible! Hoy lo he descubierto, basta marearse en el momento indicado en que una máquina veloz se dispone a pasar frente a uno. Después, la gravedad obrará de acuerdo a su naturaleza y hará que el cuerpo, en cierta inclinación, caiga.

El cuerpo cae en el momento indicado para escabullirse en los fierros mortales de la máquina andante. Entonces, el artefacto se detiene. Los pasajeros brotan como margaritas de la tramoya asesina.

Los aljófares viajeros se convierten en observadores desconcertados que, no obstante, buscan la causa de la intrépida quietud ¡La causa es un cuerpo! Un cuerpo humano que ha caído y no lo es más.

¡Pedacería de cuerpo! La masa quiere saber, pero sobre todo ver el efecto de la velocidad, gravedad, inercia y otras leyes físicas. Inicia el detalle hablador, lógico o no, pero que emite sonidos para dar “razones”, “hipótesis”, “causas”, “Interpretaciones” e incluso vociferaciones teatrales “Un joven se desmorono”.

Un cuerpo ha caído, sin voluntad y ha sido destrozado ¡Vaya espectáculo! Como aquella mirada puesta, aclamada y aplaudida de un ahorcado en plaza pública juntando multitudes. Así la pedacería de cuerpo se vuelve algo “digno de ver”.



Ilustración: Ariel Quijas